Siempre vuelve a amanecer

Siempre vuelve a amanecer
SIEMPRE VUELVE A AMANECER

jueves, 5 de julio de 2012

DISCAMINO (73): el peor día de la ruta, espero

          Todos los Caminos tienen su día malo y nos ha tocado vivirlo hoy. El problema es que este día ha durado bastante más de 24 horas. Empezó a torcerse ayer por la mañana cuando salimos de Toral con dirección a Villafranca. Como recordaréis de la entrada de ayer (nº 72), el martes, antes de llegar a Toral, sufrimos un nuevo pinchazo en la rueda trasera del triciclo. Pues bien, ayer por la mañana, justo cuando reanudamos la marcha, noté un extraño en la misma rueda y al inclinarme a mirar me di cuenta de que volvía a estar en el suelo. Esta vez no teníamos más cámaras así que tocó ponerle un parche a la pinchada. Gajes del oficio. 
          Ese torcimiento del día se agravó al llegar al valle del Valcarce, concretamente en la zona de Pereje. Hacía un rato que se veían unos nubarrones negros en el horizonte y por fin se decidieron a dejar caer su carga sobre nosotros. Tuvimos que parar a toda prisa y tapar a Antonio con el cobertor impermeable que JavierDeCórdoba lleva para esas emergencias. Nosotros nos pusimos los chubasqueros amarillos que el propio Javier nos habÍa traído desde la ciudad de los Califas. Eran cerca de las 11 de la mañana.

DESPUÉS DE PONERNOS LOS CHUBASQUEROS REFUGIADOS DEBAJO DE UNO DE LOS VIADUCTOS DE LA AUTOPISTA
          Nuestros amigos de LA MALETA no pudieron grabar uno de los elementos que tenían previstos para la jornada porque la lluvia se encargó de aguar la fiesta. Llegamos a Vega de Valcarce mojados y nos fuimos directamente al pabellón polideportivo que el ayuntamiento amablemente había puesto a nuestra disposición para colaborar en la compra de las bicicletas adaptadas.
          El resto del día pasó apaciblemente. Unos trabajando y otros disfrutando. Supongo que todos estaréis pensando que los que trabajamos fuimos Dani y yo y el que estuvo jugando fue Gerardo. Acertáis sólo a medias. ¿Queréis saber por qué?

EN PRINCIPIO HABÉIS ACERTADO, GERARDO JUGABA Y DANI LE AYUDABA
GERARDO LE ECHABA CUENTO A LA VIDA Y DANI PICABA Y LE DABA UN MASAJE A SU "MALTRECHA" ESPALDA
          Pero...
...COMO GERARDO NO TIENE UN PELO DE TONTO, ENSEGUIDA DANI LE ENSEÑÓ Y LO PUSO A TRABAJAR
          No entendíamos muy bien porque ese afán suyo por aprender a dar masajes. Lo cierto es que tardamos muy poco en comprenderlo. 

PRIMERO LE VENDIÓ LA MOTO A IRENE

DESPUÉS ENGANCHÓ A CRISTINA

Y POR ÚLTIMO LE ARREÓ EL MASAJE A BLANCA. MENUDO LAGARTO ESTÁ HECHO.
          Y, en medio de toda esa placidez, ¿donde está lo que convirtió la jornada en algo tan horrible? Era la una de la madrugada cuando se escuchó el primer estruendo que sonó como una explosión en el lateral de polideportivo. El segundo nos pilló a todos ya con los ojos abiertos y con los siguientes nos fuimos levantando como resortes. Comentamos entre nosotros si serían petardos o pedradas contra la parte metálica del lateral de la nave. Nos dirigimos a la puerta para salir al exterior a averiguar qué era lo que pasaba y nos la encontramos atrancada desde fuera. Estaba claro que algún grupo de hijos de la gran puta nos quería hacer la puñeta y lo cierto es que lo consiguió. Llamamos al 112 y nos pusieron con la guardia civil. Explicamos lo que nos pasaba y dijeron que iban a enviar una patrulla. Entre tanto los estallidos habían cesado y escuchamos pasos que se acercaron a la puerta y un ruido como si estuvieran manipulándola. Nos quedamos callados y cuando pensamos que habían quitado la tranca intentamos de salir de nuevo pero haciéndolo repentinamente para pillar por sorpresa a los que estuvieran allí. Resultó que aún no habían quitado el trozo de madera que esta mañana encontramos allí tirado. Su reacción a nuestro empujón desde el interior fue lanzar tres bestiales pedradas contra la puerta metálica que resonaron de nuevo como explosiones en la quietud de la noche. Nuestro mayor miedo era que, justo delante de esa misma puerta, estaba el coche de los de Córdoba. Afortunadamente no le hicieron nada. Se contentaron con despertarnos y tratar de meternos el miedo en el cuerpo. Esta mañana la pared metálica estaba llena de abolladuras y el suelo sembrado de piedras del tamaño de un puño. La guardia civil ya no llegó a venir. Llamaron para confirmar el requerimiento y les dijimos que ya habíamos conseguido salir al exterior y que estábamos ilesos. Dijeron que se darían una vuelta por las inmediaciones por si veían algo sospechoso. Sé de sobra que parece un cuento de vaqueros, increíble y surrelista, pero eso fue lo que sucedió. El único que no se enteró de nada fue Gerardo. Bendita ignorancia.
          Pero bueno, hablaba de que el día realmente malo había sido el de hoy. Salimos de Vega de Valcarce a las 7:45 de la mañana y comenzamos a subir hacia el Cebreiro. Al rato de empezar la ascensión comenzamos a notar unas ligeras gotillas que más parecían efecto de una espesa niebla que lo que eran en realidad, un finísimo orballo que nos acompañó hasta la mismísima cumbre. Dos horas de pedaleo continuo luchando contra la pendiente y contra el agua.   

EN EL ALTO DEL CEBREIRO NO SE VEÍA PRÁCTICAMENTE NADA A CAUSA DE LA NIEBLA
          Pero lo peor aún estaba por llegar. La lluvia arreció y se desató un viento frío que nos caló en los huesos de tal forma que optamos por meter a Gerardo y a Antonio en el coche. Primero lo hizo Gerardo, por lo dicho y por el peligro de un descenso pronunciado con poca visibilidad y poca adherencia. Más tarde, una vez pasados los altos de San Roque y del Poio, y en plena bajada hacia Triacastela, lo hizo Antonio. Llegamos a esta población empapados, tiritando y con las manos y los pies congelados. No éramos capaces ni de bajarnos la cremallera del chubasquero. Después de una bebida caliente y de un cambio de impresiones optamos por cambiarnos de ropa y continuar hacia Sarria. 
          Realmente un día horrible pero, como a menudo sucede, en medio de la tormenta aparece un arco iris. Esta vez, en lugar de la típica forma que todos conocemos, "o arco da vella" venía disfrazado de motorista. Acabábamos de salir de Samos cuando nos alcanzó una moto. El piloto se puso a nuestra altura y me saludó. Lógicamente, a causa del casco al principio no supe quien era pero cuando volvió a hablar conseguí identificarle. Era ni más ni menos que Pedro, un alumno, un amigo. Había cogido la moto en Vigo al acabar de trabajar y se había plantado en Samos a buscarnos. Nos localizó y nos dio una fiambrera llena de riquísimas empanadillas caseras. No sólo nos llenó el estómago, también nos llenó el alma. 

JAVIER DE CORDOBA, MANUEL y YO CON PEDRO, EL ARCO IRIS DEL PEOR DIA DE NUESTRA RUTA. GRACIAS AMIGO.
          Antes me olvidé de mencionar que en el alto de Piedrafita nos esperaba nuestro compañero de trabajo Manuel Sánchez. Días atrás había anunciado que nos acompañaría un par de días ya que el domingo no podría hacer la última etapa con nosotros. Tras la alegría inicial nos arrepentimos de su llegada cuando nos dijo que había estado dos veces en el Sahara y que las dos veces había llovido. Ya sabíamos quien era el responsable de nuestra desdicha.

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