DISCAMINO (63): "saca fotos, Javier saca fotos..."

          Esa es la frase más repetida junto a la ya famosa de "¿cuántos kilómetros hemos hecho?" Si no la dice 10 veces al día no la dice ninguna pero en este Camino ha incluido una coletilla que la hace mucho más interesante y, de paso, me da algo de vidilla para poder poner al día el blog. La coletilla es... "saca fotos Javier, saca fotos para que las pongas en internet y las vean las chicas." Eso supone que cuando me pongo a trabajar un rato con el portátil y Gerardo empieza..., ¿he dicho empieza?, que va, quería decir... "y Gerardo continúa hablando", sólo tengo que decirle que estoy poniendo las fotos en internet para las chicas y el coleguilla se desconecta como si fuera un interruptor de electricidad después de un cortocircuito.

MOSQUETERAS, AQUÍ LO TENÉIS, YA PODÉIS DORMIR CON ÉL

          Pues hemos sacado bastantes fotos y algunas de ellas verdaderamente bonitas y significativas de lo que está sucediendo estos días. Una de las cosas que más nos intrigaba a todos era cómo sería la relación entre Gerardo y Antonio. Teníamos experiencia de otros Caminos anteriores pero siempre se trataba de gente de una edad parecida a la de Gerardo. En esta ocasión había un salto enorme desde los 34 años de uno y los 13 del otro. Podría enrollarme un montón y hablaros de las muchas ocasiones en las que han estado juntos pero creo que es mejor que lo veáis y luego os explico algo.

¡¡JAVIER, ANTONIO QUIERE SER MI AMIGO!!

          Fue al final del primer día. Nos habíamos sentado en la parte de fuera del Hotel Maissonave para contestar a unas preguntas que nos quisieron hacer unos reporteros del Diario de Navarra. JavierDeCórdoba estaba atendiendo a la periodista mientras que su hijo alargaba la mano hacia Gerardo.

- Hola Antonio. Javier, mira, Antonio quiere jugar conmigo. Me da la mano. ¿Por qué quiere jugar conmigo? ¿Quiere ser mi amigo, Javier?

- Claro que sí.

- Yo también quiero ser amigo de Antonio. Antonio es muy bueno, ¿verdad Javier? 

- Sí, es muy bueno.

- ¡¡Mira, mira Javier!! Me coge el bolsillo, me quiere quitar el dinero -carcajada-, ¿por qué me quiere quitar el dinero? -más carcajadas.

- No, hombre, lo que pasa es que no sabe aún mover las manos adonde el quiere y a veces se le escapan a otros sitios.

- Sí, es muy listo, se le escapan a mi bolsillo para coger mi dinero, jajajajajajaja.

DA GUSTO VERLES

          Al releer lo que acabo de escribir he caído en la cuenta de un par de detalles que no os conté el otro día. Cuando subimos en la furgoneta para ir desde Vigo a Roncesvalles hice las presentaciones de rigor entre Gerardo, mi compañero Isidro y su hijo Ero. Lo primero que hice fue avisarles de que, por mucho que buscaran, no iban a ser capaces de encontrar el botón de desconexión de Gerardo. Por la cara que puso Isidro debió pensar que no sería para tanto. Pues bien, no exagero ni un ápice si digo que empezó a hablar a las 07:30 y que dejó de hacerlo cuando se bajó de la furgoneta en Roncesvalles a las 17:30. Isidro y Ero se morían de risa con todas las payasadas que llegó a decir durante aquellas horas. Como es de suponer al cabo de un rato ya les había cogido confianza y les contó toda su vida y milagros. 

          El otro detalle tiene que ver con los mismos protagonistas y es que al principio no los identificaba pero después del segundo reconocimiento le quedó claro donde tenía que buscar para saber con quien de los dos se había encontrado. La maniobra resultó bien sencilla: mano directamente a la barriga y en cuanto notaba el pipote decía con una pícara sonrisa entre los dientes:

- ¡¡Es Isidro!!